Los arándanos rojos, en sus distintas presentaciones -jugo, comprimidos o cápsulas-, ejercen una acción antiséptica y antibiótica sobre los gérmenes causantes de las infecciones urinarias.
En especial, actúan sobre la "Escherichia coli", tal como revelan los estudios realizados hasta la fecha.
Las mujeres son uno de los sectores más propensos a sufrir infecciones de orina. Entre ellas, destacan la cistitis, una infección localizada en la vejiga, y ciertas infecciones frecuentes durante el embarazo.
¿Jugo, cápsulas o pastillas?
Estos frutos contienen una sustancia que puede ayudar a prevenir las infecciones del tracto urinario e impide que las bacterias se peguen en las paredes de la vejiga. A partir de esta hipótesis, muchas investigaciones tratan de confirmar su papel en la prevención y el tratamiento de las distintas infecciones que se localizan en la vejiga (cistitis), en el parénquima renal (pielonefritis) o en la próstata (prostatitis aguda o crónica bacteriana).
Una de las revisiones más recientes de la Biblioteca científica Cochrane es la realizada en 2008 por los expertos Jepson R.G. y Craig J.C. Los autores identificaron diez estudios que evaluaban el papel de los arándanos en la prevención de las infecciones urinarias. En siete de ellos se analizaba el efecto del jugo de arándano en comparación con el placebo y en cuatro se estudiaba el resultado de los comprimidos (uno de los estudios evaluó tanto el jugo como las pastillas). En total, sumaban 1.049 participantes. Los autores afirman que hay pruebas fehacientes de que el consumo de estos complementos reduce los síntomas y la incidencia de las infecciones urinarias durante un período de 12 meses.
La acción profiláctica del jugo de arándanos es más efectiva en mujeres con infecciones urinarias recurrentes
La acción profiláctica es más efectiva en mujeres con infecciones urinarias recurrentes. Sin embargo, la evidencia no es concluyente para hombres y mujeres mayores, ni para niños. Los estudios seleccionados no emplearon cantidades normalizadas de componentes activos del arándano, los antocianos. Por este motivo, no está clara la dosis óptima y se desconoce si es más eficaz tomarlo en forma de zumo, extracto, comprimidos o cápsulas. Ésta es una de las lagunas pendientes de resolver en investigaciones posteriores.
Prevención sí, tratamiento no
Los mismos autores concluyen que no encuentran evidencia suficiente sobre los efectos del jugo de arándano o de otros productos derivados en el tratamiento de las infecciones urinarias. Por tanto, sólo queda demostrada su utilidad en la prevención, en particular, en mujeres con infecciones urinarias recurrentes.
Un dato destacable es el gran número de personas (hasta un 55%) que abandonan el consumo de zumo de arándanos. Un hecho que se explica por la falta de costumbre a su sabor, fuerte y con un toque amargo. Algunos efectos adversos, como la intolerancia gastrointestinal y un aumento de peso a causa de los azúcares añadidos, provocan que se deje de consumir. Además, puede alterar el efecto de ciertos medicamentos como la warfarina (anticoagulante). Este tipo de interacciones con determinados fármacos se constata con otros zumos de frutas, como los jugos de pomelo o de manzana.
Componentes antiadherentes
Se considera que los ácidos de los arándanos acidifican la orina, un proceso que ocasiona el supuesto efecto antibacteriano. Sin embargo, los estudios no han encontrado que el consumo razonable de jugo de arándano o los comprimidos disminuyan pH de la orina. Desde 1980, se indaga en el mecanismo de algunos de sus componentes para inhibir la adhesión de las bacterias a la pared de la vejiga.
Una investigación examinó el efecto del zumo de arándano en la adhesión de Escherichia coli "in vitro", en un modelo animal y en un entorno clínico. Se descubrió que el jugo inhibe la adhesión del 75% de sus cepas "in vitro". En un ambiente clínico, los efectos antiadherentes de los componentes de los arándanos han sido también contrastados y confirmados a las pocas horas (entre una y tres) de ingerir el zumo.
Desde el Department of Chemical Engineering del Worcester Polytechnic Institute, en Massachusetts (EE.UU.), estudiaron la capacidad de las proantocianidinas para evitar la adhesión de las bacterias a las células epiteliales del tracto urinario: su efecto antibacteriano aumentaba con mayores concentraciones de jugo de arándanos. No obstante, queda por establecer todavía la dosis mínima para conseguir el máximo beneficio sin efectos secundarios. Como contrapartida, los arándanos destacan por su alta concentración de ácido oxálico, una sustancia que deben evitar quienes tienen tendencia a formar cálculos renales de oxalato de calcio.