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lunes, 5 de octubre de 2009

HORARIOS DE ALIMENTACIÓN Y EXCESO DE PESO


Un trabajo confirma algo que los expertos ya sabían: comer por la noche, en contra de nuestro reloj biológico, puede llevar a la obesidad o ser un factor importante que nos conduzca a ella. Conviene, pues, seguir las pautas de actividad natural y comer a sus horas.

El reloj biológico o interno es el que nos acompasa los ritmos de nuestro cuerpo (comer, dormir, estar activo...) con los naturales (estaciones y día/noche, fundamentalmente). El más importante es el reloj circadiano, que regula el ciclo día/noche. Un ejemplo de la importancia de sincronizar ambos ciclos es cuando se desfasan, como consecuencia de un viaje largo en avión y sufrimos, durante varios días, el famoso y desagradable "jet lag". Este reloj biológico lo tienen todos los seres vivos, incluidos los vegetales.

Un estudio, realizado en la Universidad de Northwestern (Illinois, Estados Unidos) y publicado en la revista de "Obesity", ha profundizado en esta cuestión y llegado a un resultado interesante: comer fuera del horario natural, es decir, hacerlo por la noche, engorda. Los investigadores, encabezados por Fred Turek, mantuvieron durante seis semanas a dos grupos de ratones con una dieta rica en grasas.

Al primer grupo se le alimentó durante su horario natural (por la noche), es decir, de forma acompasada con su reloj biológico; al segundo, durante el día. Al final del experimento, el segundo grupo engordó bastante más que el primero. Turek concluye que alimentarse en contra del reloj biológico facilita la obesidad. En las personas, eso equivaldría a comer de noche.

Otros estudios abundan en la misma idea. Por ejemplo, se ha comprobado que quienes trabajan en turnos de noche (y, por tanto, suelen también comer de noche), tienden a ganar unos kilos de más. Otras investigaciones afirman que quienes comen después de la cena tienen propensión a aumentar de peso.

La razón de esto podría estar en que, si lo hacemos fuera del horario que nos marca nuestro reloj biológico, comemos un poco más y, por otra parte, el consumo de energía es menor. Como consecuencia de ambas cosas, engordamos; aunque los expertos recalcan que hay otros factores implicados en la aparición del sobrepeso o la obesidad.

Los propios autores de la investigación afirman que "simplemente modificar los horarios de las comidas puede afectar enormemente al peso corporal. Esto puede ser el principio del desarrollo de nuevas estrategias para combatir la obesidad".