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miércoles, 11 de noviembre de 2009

DIFERENCIAS ENTRE COCINAR EN EL COLEGIO Y LOS NUEVOS CATERING SEGÚN LOS PADRES


Las quejas de los padres de muchos colegios públicos se multiplican desde que empezó el curso por el nuevo servicio de comida transportada en línea fría. Piden que se vuelva al sistema tradicional, aunque existen exepciones.



¿Qué comen los niños en el colegio? Desde principio de curso, se han sucedido las protestas de los padres de muchos colegios públicos malagueños (de la capital y de la provincia) por el, según denuncian, deficiente servicio que prestan las nuevas empresas contratadas por la Junta de Andalucía para preparar los menús escolares. Critican que el nuevo sistema de catering de línea fría presenta muchos fallos, que la comida es de peor calidad que la que se hacía hasta el año pasado en las cocinas de los propios centros y que, además, es más cara.
Dependerá de la empresa y de la distancia que tengan que recorrer los platos desde los fogones hasta la mesa (un máximo de 300 kilómetros, según el nuevo pliego de condiciones del concurso público), pero, en principio, todo hace indicar que no se sirve la misma comida en un centro u otro y que la calidad no es la misma. Mientras que en colegios como el Guadaljaire, Ricardo León, Ciudad de Popayán o Luis Buñuel, en la capital, o Virgen de Gracia, en Archidona, los padres han dado de baja del servicio a muchos niños y las críticas se multiplican, prácticamente a diario; en otros, como el nuevo de Parque Clavero, aunque al principio eran muy reacios a este nuevo sistema de comida transportada, están satisfechos.

Reyes Durán, la directora de este centro, admite que en los primeros días hubo problemas, porque no sabían utilizar bien los hornos que sirven para terminar de elaborar la comida que viene a una temperatura constante de unos 3 grados centígrados, pero solventado este inconveniente, "no se puede decir que la comida esté mala, al contrario, e incluso hemos invitado a que la prueben los padres", asegura.

No tienen tanta suerte, al parecer, los escolares de otros centros y que comen los menús elaborados por una empresa en Dos Hermanas (Sevilla). La Junta ha renovado este curso las licencias de 180 comedores escolares (algo más de la mitad de los que hay en la provincia) al expirar las antiguas concesiones y ha aplicado una nueva normativa que prohíbe expresamente que se haga de comer en las cocinas de los colegios. La comida tiene que ser transportada por razones higiénicas y sanitarias.

Duras críticas. En estos casos, los padres no han dudado en enviar cartas de reclamación al Ente de Infraestructuras y Servicios Educativos (ISE) de la Consejería de Educación. Las familias siguen sin entender cómo la Junta prefiere la comida transportada a la tradicional y caliente que se hacía en las propias cocinas de los colegios. Denuncian, además, que los menús son de peor calidad y se lamentan de que los precios hayan subido y se haya modificado los baremos para la concesión de subvenciones.

Que un niño coma todo el mes en el colegio puede costar entre 90 y 92 euros este curso, ya que el cubierto ha incrementado en 60 céntimos diarios su valor. Según lo explica Ángel Gómez, padre de alumnos del Ciudad de Popayán. "Los padres estamos muy insatisfechos. Mis hijos me dicen que han comido pescado tres días seguidos y que no hay aceite para aliñar las ensaladas", afirma.
Otros progenitores son mucho más duros en sus textos remitidos a la Consejería. "Las lentejas son una especie de cemento marrón que no se despega del plato y la cuchara se queda clavada", aseguraba una madre del Luis Buñuel en una carta publicada por La Opinión de Málaga.
En el lado opuesto se encuentran los centros que aún mantienen el servicio de comedor en su propia cocina. "Y espero que por muchos años. Esto no nos lo pueden quitar", señala el director del Virgen de Belén, José Luis García Guillén.

Según michos padres a los que se les preguntaron, ¿Diferencias entre uno, el tradicional, y otro, el del catering en línea fría? Con apetito, seguro que se encuentran menos. Los niños también mostraban su satisfacción y no hacían ascos a la comida que tenían sobre la mesa y que les servían las monitoras.
Hay familias que también han criticado la escasez de los menús y consideran abusiva la presencia de productos integrales, como pan, arroz o pastas. "Mis hijas llegan con hambre a casa", concluía otra madre.