- • Los famosos no podrán hacer espots de comida infantil alta en grasas o azúcares.
- • El texto elaborado por Sanidad prohibirá los productos insanos en centros escolares.
Guerra a la obesidad. Empezando por los niños porque casi uno de cada cinco ya la sufre. Con este objetivo el proyecto de ley de seguridad alimentaria y nutrición prevé eliminar la publicidad de alimentos infantiles insanos protagonizada por famosos, la dispensación de productos con altos niveles de grasas y azúcares en los colegios y los «regalos, premios, obsequios, bonificaciones y similares» para fomentar su consumo.
El texto ha sido remitido a las autonomías y representantes del sector (industria, colegios profesionales y consumidores) antes de su envío al Congreso en el primer trimestre del 2010, según fuentes de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), que ha invertido dos años en su elaboración.
La disposición que veta los regalos ha desatado el malestar de las firmas de comida rápida porque acabaría con productos como la Happy Meal de McDonald’s o el menú DiverKing de Burger King. No obstante, declinan hacer declaraciones hasta que las medidas de la ley no se aprueben y sean efectivas, dentro de unos cinco meses, según cálculos parlamentarios. El veto publicitario también afectará a este sector en internet, ya que el artículo 46.2 prohíbe los anuncios de «hamburguesas, refrescos y dulces» en redes sociales como Tuenti o Facebook.
El Ministerio de Sanidad alega antes de enunciar los 69 artículos que la futura norma trata de dar una respuesta legislativa a «nuevos problemas en la nutrición de los españoles» y «proteger a los menores de una excesiva presión comercial».
Combatir la venta de productos pocos saludables en los colegios es otro propósito de la ley. Uno de sus artículos establece que las chucherías, bollería y bebidas con exceso de azúcares y grasas deberán desaparecer de «máquinas expendedoras, cantinas, bares o locales similares situados en el interior». En un principio se barajó la posiblidad de eliminar las máquinas de vending, pero los autores del proyecto se han decantado por obligar a que ofrecer productos saludables.
Los centros educativos deberán enviar a los padres una carta en la que se disponga de forma legible el menú que comerán sus hijos. «Incluirá, además, las calorías y nutrientes principales de las comidas y de las bebidas».
También desaparecerá el menú único y deberán disponer de platos alternativos para celiacos o con otro tipo de trastornos e intolerancias alimentarias.
La norma hace especial hincapié en la limitación de las grasas trans, que no deberán superar el 2% en cada alimento. Se trata de un ácido que está en los alimentos industrializados que han sido sometidos a hidrogeneración o a horneado, como la margarina, los productos comerciales de pastelería, los alimentos procesados y los fritos. Disminuyen las lipoproteínas de alta intensidad –el llamado colesterol malo–, aumentan las de baja y disparan los triglicéridos. Se usan para dar textura y estabilidad a los productos, y facilitan que se puedan untar mejor.
La norma dedica un amplio capítulo a la seguridad alimentaria y a la coordinación de alertas e inspecciones con las autonomías, hasta ahora sin reglamentar. Tampoco ha querido pasar por alto la posible discriminación «directa o indirecta» a personas «por razón de sobrepeso u obesidad».