Las recomendaciones del Grupo de trabajo de servicios preventivos de EE. UU. (USPSTF) actualizan las emitidas en 2005.
Estos especialistas esperan, que los padres pregunten a sus pediatras, si sus hijos necesitan intervención.
Es mejor abordar el problema tan pronto como sea posible en lugar de esperar a que el niño crezca.
"Cuando uno se convierte en un adulto con sobrepeso, cambiar la conducta es más difícil", confirma uno de los responsables. Consideran que las conductas infantiles pueden cambiarse, e invertir en cambiar estas conductas en los niños resulta rentable para toda la vida.
Uno de cada seis niños de EE. UU. sigue siendo obeso, según datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
Ahora, las nuevas recomendaciones urgen a los médicos a evaluar a todos los niños entre los seis y los 18 años de edad por la obesidad. La evaluación debe llevarse a cabo usando las medidas de estatura y peso para calcular el índice de masa corporal (IMC), y los hallazgos deben compararse con otros niños del mismo sexo y edad.
Los niños cuyos IMC superan el percentil 95 para su sexo y edad son considerados obesos.
Para los niños y adolescentes que cumplen con la definición de obesidad, el grupo de trabajo recomienda que los médicos los refieran a programas intensivos de gestión de peso. Dichos programas deben incluir más de 25 horas de contacto con el niño o adolescente durante los primeros seis meses, e incluir tres componentes:
- Asesoría para la pérdida de peso
- Un programa de actividad física o asesoría sobre la actividad física
- Consejería de gestión conductual, como enseñar conductas de fijación de metas y de automonitorización
Y a pesar de la escasez de los programas de tratamiento, los expertos comentan, que estas recomendaciones "son un importante paso en la dirección correcta.
Mientras más se espera para abordar la obesidad, más se fijan los hábitos. Mientras más pequeños son los niños, más fácil es realizar cambios".