Asheley Cockrell Skinner, autora principal del estudio y profesora de Pediatría de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU) confirma que estos resultados han sido toda una sorpresa.
"Estamos viendo una relación entre el peso y la elevación de los marcadores de inflamación mucho antes de lo que esperábamos".
Estos investigadores han analizado los niveles de tres marcadores inflamatorios –entre ellos la proteína C reactiva (PCR)- en más de 16.000 niños entre uno y 17 años y los correlacionaron con su índice de masa corporal. Un 70% tenía un peso saludable, un 15% tenía sobrepeso, un 11% era obeso y un 3,5%, gravemente obeso.
Entre los menores de 3 a 5 años que pertenecían a este último grupo, el 42,5% tenía niveles elevados de proteína C reactiva, comparado con el 17% de los que estaban en un peso adecuado. Los niveles de los otros dos marcadores (recuento total de neutrófilos y ferritina) también estaban aumentados en los sujetos con obesidad, aunque este crecimiento se observó a edades algo más avanzadas (9 y 6 años). La situación de los adolescentes era aún peor. El 83% de los obesos entre 15 y 17 años tenía la PCR elevada, frente al 18% de los sanos.
Si estos procesos se confirman;
"La inflamación podría transformar la actual epidemia de obesidad infantil en una futura epidemia de morbilidad y mortalidad cardiovascular en adultos, justificando más aún los esfuerzos para la prevención temprana de la obesidad".