sábado, 17 de julio de 2010

LAS CENAS FRÍAS NO ES UN HÁBITO SANO


Es muy normal, que en esta época estival, se apetezcan más platos que refresquen como las ensaladas, zumos, frutas, helados o yogures.


Pero aunque la composición de dichos paltos sea ligera y saludable en nutrientes, su consumo habitual puede afectar a la función digestiva, sobre todo a personas con debilidad en los órganos que toman parte en ella (estómago, intestino, hígado).


Una cena frugal compuesta por alimentos y platos ligeros y fríos es una tendencia más habitual entre mujeres, varones jóvenes y deportistas. En unos casos se consume como una forma voluntaria de cuidar las calorías de la dieta y, en otros, ante la pereza de cocinar si se llega tarde a casa o con desgana.

Son las típicas cenas compuestas por un plato de ensalada mixta, una fruta y un yogur, un bol de yogur con cereales, bocadillos de jamón serrano, de queso fresco o fiambre, sándwiches vegetales, etc.


Montse Bradford, Nutricionista y experta en Alimentación Energética, informa de que ciertos alimentos enfrían el cuerpo, por lo que pueden resultar inconvenientes para quienes sienten frío en general, tienen malas digestiones o enfriamientos e infecciones frecuentes en distintas partes del cuerpo, como la garganta, o que afectan a la orina.

Los alimentos que enfrían en extremo son los siguientes:

· Alcohol: aunque al principio proporciona sensación de calor, dispersa el calor interno hacia la superficie, por lo que más tarde se siente frío.

· Especias como la pimienta, el curry y la mostaza son enfriadoras, lo que explica que su uso sea común en la cocina de países calurosos. Por el contrario, se pueden emplear especias y hierbas aromáticas calentadoras como la canela, el clavo, el jengibre y la nuez moscada, y condimentos que refuerzan los órganos digestivos, muy comunes en la cocina oriental, como el miso y el tamari o salsa de soja.

· Exceso de frutas tropicales como piña, papaya, mango, plátano macho, etc. Su función es refrescante, de ahí que crezcan en regiones con climas calurosos.

· Leche y derivados. La energía que proporcionan es enfriadora, por lo que resulta conveniente prescindir de ellos en las situaciones descritas. El aporte de calcio está garantizado si la dieta es variada en vegetales verdes, frutos secos y alimentos integrales como el arroz.

· Alimentos congelados o que se comen fríos, como ensaladas, ensaladillas o frutas, transmiten a los órganos digestivos la misma sensación refrescante que provocan al comerlos.

El enfriamiento de los órganos que intervienen en la digestión, como el estómago, los intestinos, el páncreas, la vesícula biliar y el hígado, hace que su funcionamiento sea lento, que se carezca de fuerza digestiva.

Muchas personas que toman cenas frías o que comen gran parte de los alimentos de este modo notan síntomas de malestar, como vientre hinchado, flatulencia, digestiones lentas y pesadas, dolor de estómago o estreñimiento.

El modo de corregir el malestar pasa por la selección adecuada de alimentos, el uso de las técnicas culinarias más convenientes y la aplicación de calor local. Una opción adecuada es cubrir el estómago con una manta o una bolsa de agua caliente después de las comidas.

La forma de cocinado influye en la salud de los órganos y, por tanto, en su funcionalidad. El calor interior se genera cuando se comen alimentos calentadores, como granos integrales, legumbres, frutos secos, verduras aderezadas con hierbas y condimentos apropiados y cocinados con tiempo, con cocciones largas, al vapor o a presión.


Conviene sustituir las cenas frías por cremas y purés de verduras de la temporada, sopas naturales, verduras cocidas o estofadas, carnes y pescados guisados con verduras y sin exceso de grasas. Se consigue un plato igual de liviano, a la vez que reconfortante y equilibrador.

Los problemas digestivos pueden deberse en gran medida a que los órganos digestivos no segregan suficiente cantidad de enzimas.

Estas sustancias actúan de manera específica sobre cada uno de los macronutrientes de los alimentos (hidratos de carbono, proteínas y grasas) para que estos puedan aprovecharse en funciones celulares.

La deficiencia puede provocar molestias como pesadez, hinchazón o gases, además de estreñimiento.