El protagonista, Bill, es un aspirante a escritor que no consigue trabajo. Pero pone su corazón y unos cuantos dólares, y decide poner un puesto de perritos calientes, pero al final opta por elaborar sus propios aperitivos con productos ecológicos, aunque la iniciativa se enfrenta a una cultura gastronómica basada en la comida basura.
Pese a las dificultades iniciales, el negocio prospera y va camino de convertirse en una alternativa a la gran industria alimentaria, y la historia vuelve sobre el mito de gran sueño americano, pero desde un punto de vista reflexivo y crítico.
Según Gordon, "de algún modo" la historia es "un poco autobiográfica", porque relata "las presiones" del personaje protagonista para conseguir dinero, "que fueron muy semejantes" a las que él tuvo para poder financiar la película.