Según un nuevo estudio de la Universidad
de Monash, las personas que engordan son más propensas a tener dolor de rodilla
que las que conservan su peso o adelgazan.
El dolor de rodilla es el dolor
articular más común; los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) estiman que afecta
al 18 % de los adultos del país. Aunque las causas varían, varios estudios ya habían
destacado la relación entre el dolor de rodilla y el aumento de peso.
El equipo reunió a 250 personas de entre
25 y 60 años, sin cirugía de rodilla, lesiones o enfermedades articulares
previas. Más de tres cuartos eran mujeres; muchos eran obesos.
A los dos años, la quinta parte había
abandonado el estudio. Más de la mitad de los 196 que continuaron había
mantenido su peso inicial y el 14 % había engordado (unos 7 kilos en promedio),
mientras que el 30 % había adelgazado.
Por cada kilo más de peso, el dolor
aumentaba 1,9 puntos en una escala de 500 puntos, mientras que la rigidez
crecía 1,4 puntos (en una escala de 200) y la función disminuía 6,1 puntos (en
una escala de 1700).
La relación más sólida entre el aumento
de peso y el dolor se observó en los participantes obesos: los que siguieron
engordando tuvieron un aumento del dolor equivalente a 59 puntos en la escala
utilizada, comparado con apenas 6,4 puntos más en los participantes sin
obesidad.
Los que adelgazaron durante el estudio
sintieron una reducción del dolor (unos 22,4 puntos, en promedio), aunque la
funcionalidad de la rodilla aumentó apenas 9,8 puntos.