En este artículo, Teresa
Valero Gaspar, Directora de Información y divulgación científica de la
Fundación Española de Nutrición, nos resalta la importancia de la Educación Nutricional en
cualquier etapa de la vida, y aún más en la infancia.
Desde la Antigüedad, la nutrición se ha
considerado un elemento importante en el mantenimiento de la salud y en la
prevención de enfermedades.
Habitualmente, se piensa en la educación
nutricional y en la divulgación adecuada del
mensaje nutricional como una manera de prevenir posibles desequilibrios
alimentarios y futuras repercusiones en la salud del individuo.
Por tanto, se
debe promocionar la salud mediante el aprendizaje, adecuación y
aceptación de hábitos alimentarios saludables, de
acuerdo con la propia cultura alimentaria y los conocimientos en materia de
nutrición que se tienen hasta el momento.
Uno de los marcos ideales para la
aplicación de programas de educación nutricional es sin duda, la etapa
escolar, ya que cuanta menos edad tiene una persona, más
fácil es cambiarle sus hábitos alimentarios.
En este caso, se puede aplicar
desde distintos ámbitos:
La familia es un buen lugar para ejercerla, dado que el individuo desde que nace comparte la comida con el resto de la familia y existe una relación de proximidad y afecto entre los distintos miembros de la misma.
Los centros
escolares son un entorno social fundamental para
los niños y los adolescentes, y se han realizado múltiples intentos para
utilizarlos en la promoción de conductas saludables en la juventud, incluyendo
hábitos alimenticios saludables y la práctica de actividad física.
El comedor escolar además
de brindar una oferta de alimentos seguros y nutricionalmente correctos, puede
aprovecharse como instrumento educativo. En muchos casos los niños realizan
el almuerzo en el comedor escolar (la mayor parte de ellos comen en el comedor
escolar 5 días por semana, durante 9 meses al año).
El aula también es, por tanto, un buen
lugar para fomentar los conocimientos.
El entorno
social que les rodea, teniendo en cuenta la
disponibilidad de alimentos, creencias religiosas y tradiciones, publicidad y
medios de comunicación…
Además de este grupo de población,
existen otros específicos en los que se debe llevar a cabo una educación
nutricional como son:
- La población en general (usando la restauración colectiva como campo de elevado impacto social incluyendo una oferta variada y saludable para las poblaciones usuarias de la misma).
- Las mujeres durante el embarazo y la lactancia (se deben definir las pautas dietéticas correctas para asegurar un aporte de nutrientes para un crecimiento y desarrollo adecuado del feto, además de hacer hincapié en la promoción de las ventajas de la lactancia materna).
- Las personas de edad avanzada (pautas dietéticas para el mantenimiento de un adecuado estado nutricional que puede verse afectado por los cambios fisiológicos del envejecimiento y la situación familiar, social y económica).
- Las personas discapacitadas (teniendo en cuenta a los miembros de su entorno –padres, cuidadores, profesores- y un equipo multidisciplinar para identificar las necesidades individuales de cada sujeto y plantear estrategias de actuación más correctas en cada caso).
- Los individuos con determinadas patologías como diabetes mellitus, enfermedad celiaca, obesidad…etc