Una investigación realizada en el Centro
Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico (Teica) revela un novedoso proceso de curación
del jamón que erradica el parásito Toxoplasma
gondii y convierte así este alimento en apto para las mujeres embarazadas.
Los expertos están ahora pendientes de la
respuesta de los facultativos y se prevé firmar un acuerdo con la Sociedad
Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), una vez comprobado que los
resultados obtenidos en el estudio sobre la presencia de toxoplasma en el jamón
curado son correctos y, por tanto, se puede aprobar su consumo en mujeres
embarazadas.
Es un protocolo, avalado mediante este estudio científico, que
informa a las mujeres embarazadas sobre el consumo del jamón.
De esta manera,
la mujer estará siempre informada acerca del consumo de este alimento y su
seguridad.
Infección por Toxoplasma gondii
Esta infección es una de las más comunes
en todo el mundo. No es sintomática y es más frecuente en personas que conviven
con animales.
La principal vía de contaminación es la alimentación, sobre todo,
por el consumo de carne cruda o
poco cocida de cerdo, cordero o res y de productos lácteos sin pasteurizar.
Medidas de prevención para evitar la contaminación:
- No tocar la boca con las manos después de
manipular carne o verduras contaminadas.
- Tener cuidado con la contaminación cruzada y
limpiar todos los utensilios de cocina que han estado en contacto con
carne cruda.
- Intentar no mezclar los alimentos en el
frigorífico, sobre todo la carne cruda con los vegetales.
- Lavar los utensilios de cocina y las tablas de
cortar después de cada uso.
- Lavarse las manos antes y después de manipular
carne cruda.
- Cocinar la carne y asegurar que la temperatura en
el interior del producto llegue a 70ºC.
- Evitar probar la carne durante su cocción.
- Mantener la comida alejada de moscas.
- Evitar el consumo de agua contaminada o de dudosa
procedencia. Es recomendable el agua embotellada.
Afectaciones en el embarazo
La toxoplasmosis es una infección grave en
la mujer embarazada y sus consecuencias pueden ser graves en el feto.
El bebé
desarrolla en un 80% de los casos afectaciones tardías, al cabo de unos meses o
años de vida, como anemia, ictericia, bajo peso al nacer, prematuridad,
pérdidas de audición, problemas de aprendizaje, apoplejía o retrasos mentales.
En el peor de los casos, provoca un aborto espontáneo o la muerte del feto.
El parásito puede también afectar a
personas inmunodeprimidas y, aunque en general es asintomático, son posibles
síntomas como dolor de cabeza, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor
muscular, dolor de garganta, confusión, fiebre, visión borrosa o convulsiones.