El concepto de "peso ideal" o
"peso perfecto" es un gancho habitual de los promotores de las dietas
milagro, y es muy aconsejable no tomarlo en consideración a la hora
de evaluar
nuestro peso.
El origen del peso ideal
La compañía de seguros más grande de Estados Unidos,
la Metropolitan Life Insurance
Company, elaboró en
1943 unas tablas que relacionaban el peso de hombres y mujeres con su riesgo de
mortalidad.
Lo hizo para ajustar en base a ellas las cuotas de sus asegurados y
las denominó con el desafortunado nombre "tablas de peso ideal". Ello
generó malas interpretaciones y estigmatizó a las personas que no encajaban en
ese calculado peso.
Así que la compañía, en 1959, para reparar el
desaguisado, denominó a sus tablas con un calificativo más modesto: "peso
deseable". Término que, de nuevo, no era en absoluto apropiado: la
población malinterpretó que ese peso era el que minimizaba las enfermedades,
optimizaba el rendimiento laboral o deportivo, o se traducía en una mejor
apariencia física. No era el caso.
En 1983, la revista JAMA recogió una crítica
metodológica de los conceptos "peso ideal" o "peso
deseable" y aconsejó lo siguiente: "deben abandonarse".
Ese mismo año, la aseguradora
publicó, por tercera vez, sus tablas, pero esta vez sin adjetivo alguno. Ello resultó más agradable
a los oídos de los expertos en nutrición o salud pública.
Aunque no a todos: el
epidemiólogo Ancel Keys, considerado el impulsor de la dieta mediterránea, cuestionó en 1986 ya
no el adjetivo de dichas tablas, sino su validez científica.
Hoy en día, sabemos que el rango de peso asociado a un
menor riesgo de enfermedades es bastante amplio y no se limita a un estrecho
margen de cifras, tal y como sugerían aquellas arcaicas tablas.
Por desgracia,
el concepto "peso ideal" ha perdurado hasta nuestros días.
¿Qué se entiende por peso normal?
El peso normal se define hoy mediante un cálculo denominado "Índice de Masa Corporal" (IMC).
Para averiguar nuestro IMC debemos dividir los kilos que pesamos por nuestra altura, expresada en metros y elevada al cuadrado (esto es, multiplicada por sí misma).
Se considera que tenemos NORMOPESO si nuestro IMC oscila entre 18,5 Kg/m2 y 24,9 Kg/m2.
La horquilla de lo que se entiende por peso normal es
muy amplia.
Este es el actual mensaje de
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos: el peso saludable no es una dieta, sino un
estilo de vida.
España es hoy uno de los países con más sedentarismo de
la Unión Europea y nuestra dieta se aleja a marchas
forzadas de un patrón de dieta sana.
El peso perfecto: cómo se alimenta el mito
El IMC lo utiliza la comunidad científica, de manera
oficial, desde 1990 y hoy lo recomiendan todos
los estamentos de referencia.
No obstante, en diciembre de 2012, investigadores de
la facultad de psicología de la Universidad de Sussex (Reino Unido),
comprobaron que en occidente, junto a nuestra cultura del consumismo, convive todavía la
fantasiosa idea de conseguir un "peso perfecto".
Así pues, las encuestas muestran que nuestras
definiciones de qué es un peso normal se desvían de las propuestas por las
autoridades sanitarias, tanto en hombres como mujeres.
Muchas mujeres consideran que el peso ideal es la
"superdelgadez". A la vista de estos datos, es lógico que numerosos
adultos estén
insatisfechos con su cuerpo y quieran perder peso, aunque
tengan un peso normal.
Barbie, Ken y los
medios de comunicación. Nuestra imagen distorsionada de lo que es un
peso normal no solo es responsabilidad de aquel error de la Metropolitan Life Insurance Company.
El patrón actual de las y los modelos de moda
transmite un erróneo ideal de delgadez extrema, en el caso de las mujeres, o
atlético, en el caso de los hombres.
Podría evaluarse cómo ha evolucionado el ideal
de mujer o de hombre mediante dos de los muñecos más conocidos por muchas
generaciones de niños y niñas: Barbie y Ken.
¿Sabía usted que Barbie no ha
dejado de adelgazar desde
su aparición en 1959?
Brownell y Napolitano (Universidad de Yale) calcularon que si una
mujer quisiera parecerse a Barbie debería crecer 61 centímetros, aumentar su
pecho en 12,5 centímetros, alargar su cuello en 8 centímetros y reducir su
cintura en 15,2 centímetros.
Para parecernos a Ken, los varones deberíamos
crecer 51 centímetros, sumar 28 centímetros a nuestro tórax y abultar 20
centímetros el perímetro de nuestro cuello.
Estamos expuestos diariamente a un continuo bombardeo de imágenes corporales que glorifican la
juventud, de mensajes que vinculan la autoestima a la delgadez y de productos
que prometen juventud eterna y belleza inmarcesible.
Los "realities"
televisivos en los que se hacen cambios de imagen mediante cirugía pueden contribuir a
los trastornos de comportamiento alimentario y a que distorsionemos nuestro
concepto de peso corporal normal.
Esta imagen irreal de lo que es un cuerpo sano nos impulsa a aprender
de manera implícita (y errónea) el ideal de delgadez o de juventud como
sinónimos del éxito, pero nos distancia de una saludable autoconciencia de
fragilidad.
No extraña, por tanto, que varios psicólogos
especializados en la imagen corporal consideren que los
medios de comunicación pueden aumentar nuestra insatisfacción corporal. Y
existen más consecuencias negativas.
El precio a pagar por un cuerpo ideal
Los dos grupos más vulnerables a la búsqueda del
cuerpo perfecto y el peso ideal son las mujeres mayores y los adolescentes
La búsqueda para alcanzar el cuerpo ideal viene
acompañada de notables costes. Hay que contar con la inversión financiera: libros, revistas, consultoría
profesional, material deportivo, inscripción a clubes deportivos, alimentos
especiales, suplementos dietéticos, fármacos, cirugía estética, etcétera.
También hay que contabilizar el tiempo invertido en intentar
conquistar ese inasible "trono". Y, sobre todo, lo que invertimos en salud. Investigaciones
publicadas en 1996, 2009, 2010, 2011, 2012 muestran que
dicha búsqueda se puede asociar a:
- La práctica de regímenes dietéticos inadecuados o
de restricciones alimentarias injustificadas
- Trastornos del comportamiento alimentario
- Realización de ejercicio de manera compulsiva
- Una creciente insatisfacción con el propio cuerpo
- Sentimientos de culpabilidad o
vergüenza
- Más riesgo de aislamiento social, depresión,
autolesión o incluso suicidio
Todo ello puede ser una gran fuente de infelicidad y
tener un impacto muy negativo en la calidad de vida.
El peso ideal o el peso perfecto pueden definirse, en
resumen, como un absurdo constructo intelectual, o como una resbaladiza
entelequia.
El peso ideal en personas
con exceso de peso
El enfoque del exceso de
peso debe ser realista (reducir
el peso corporal en un 5-15% durante un período de tiempo prolongado) y debe
tener presente que toda enfermedad crónica (Obesidad) conlleva en sí misma la
vulnerabilidad a la recaída, aunque se haya conseguido un éxito momentáneo.
De nuevo, Ancel
Keys declaró en
1986 algo que sigue vigente hoy en día: el objetivo de perder peso para llegar
a un punto "ideal" da vida a un grandísimo negocio: el de la
cosmética, el de los productos farmacéuticos o para-farmacéuticos, el de los
institutos de belleza, el de la cirugía plástica, el de las terapias
alternativas y un largo etcétera.
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