La distorsión
de la imagen
corporal se ha convertido en un problema mundial. La delgadez como
patrón de belleza para las mujeres, y la musculación para los hombres, se han
relacionado con el incremento de los
Trastornos de la
Conducta Alimentaria (TCA).
La práctica
de ejercicio físico con fines estéticos o adictivos ha incrementado, así como
la popularización de los gimnasios.
En
este estudio realizado por el Grupo de Investigación Nutrición y Deporte (Centros de Investigación en Nutrición y Salud) Madrid, se han analizado los comportamientos ortoréxicos, la influencia
del género en los comportamientos psicológicos y los hábitos de alimentación de
una muestra de adultos que practica actividad física.
264
sujetos fueron incluidos en el estudio (156 hombres), de 35,9 años (±11,1
años). Con IMC medio de 23,8 kg/m2 (±3,1 kg/m2) y un porcentaje de grasa
corporal total 20,8 (±8,7%).
La puntuación media la Adherencia a la Dieta
Mediterránea, fue 5,9 (±2,4). Se encontraron comportamientos de carácter
ortorexico y obsesivo, y diferencias entre géneros, para algunos marcadores
estudiados.
La
conclusión general es; que los hábitos analizados ponen de manifiesto una tendencia
al culto al cuerpo, más próximo al extremo obsesivo que al aspecto saludable.
Los sujetos estudiados realizan la actividad deportiva fundamentalmente por fines
estéticos y no por fines de salud, lo que hace que este objetivo de salud, no
sea prioritario y por ello se asuman comportamientos y hábitos menos
saludables.
La
preocupación excesiva sobre la imagen corporal e intento de adecuarla a los
ideales de la sociedad actual, está provocando alteraciones sobre la
percepción, que traen como consecuencia, la realización de dietas inadecuadas
y, alteraciones como los TCA.
Existen
además otros factores que influyen sobre la imagen corporal y su percepción,
como es la realización de ejercicio físico.
Debido
al gran aumento que están sufriendo dichas alteraciones en la sociedad, parece
necesario profundizar más en el tema, crear herramientas que permitan detectar las
alteraciones del comportamiento y profundizar en el diseño de programas de prevención
e intervención en los adolescentes y mujeres jóvenes, ya que son las
poblaciones más afectadas por estos fenómenos, aunque las alteraciones de la imagen
corporal están presentes en personas de todas las edades.