Los efectos más definitivos sobre la
incidencia de depresión se encontraron con la dieta mediterránea en un
metanálisis de 41 estudios
La
depresión, caracterizada por un estado de ánimo bajo, pérdida de interés o
placer en la vida, y falta de sueño o apetito, afecta a más de 300
millones de personas en todo el mundo, lo que representa una
prevalencia global del 7% para las mujeres y del 4% para los hombres.
La
depresión es una de las principales causas de la carga de la enfermedad y un
importante contribuyente a la discapacidad global. Según la Organización
Mundial de la Salud, los trastornos depresivos y de ansiedad cuestan a la economía
mundial $ 1 billón en pérdida de productividad cada año.
A
pesar de los desarrollos significativos, el tratamiento convencional es
efectivo solo en 1 de cada 3 casos de trastornos del estado de ánimo. Además,
la afección suele ser recurrente, con una recaída aparente en el 50% de los
casos.
De
estos últimos, la dieta habitual se ha examinado cada vez más como un potencial
predictor independiente del riesgo de enfermedad y se ha analizado la ingesta
dietética de nutrientes específicos como los ácidos grasos poliinsaturados omega-3,
vitaminas B, zinc y magnesio. implicado en la función cerebral.
Las
vías neurológicas que pueden afectar el riesgo de depresión que puede ser
modulada por la ingesta nutricional están relacionadas con la inflamación, el
estrés oxidativo, la neuroplasticidad, la función mitocondrial y el microbioma
intestinal.
Una dieta mediterránea tradicional, como evitar una dieta
proinflamatoria se asocian con un riesgo reducido
Estos
investigadores realizaron un metanálisis de 41 estudios observacionales,
20 de los cuales fueron longitudinales, para examinar si la adherencia a varias
dietas saludables estaba asociada con una menor incidencia de depresión en
personas generalmente sanas.
La
alta adherencia a tres de las cuatro dietas estudiadas se asoció con una menor
incidencia de depresión:
- dieta mediterránea
- índice de alimentación saludable
- índice inflamatorio dietético
La
evidencia más sólida fue la alta adherencia a la dieta mediterránea y
el índice inflamatorio dietético, cada uno con cuatro estudios
longitudinales que muestran menores riesgos relativos de incidencia de
depresión (0,67 y 0,76, respectivamente).
Nuestra
revisión muestra que existe evidencia observacional que sugiere que tanto
adherirse a una dieta saludable, en particular una dieta mediterránea tradicional,
como evitar una dieta proinflamatoria se asocian con un riesgo
reducido de síntomas depresivos o depresión clínica.
La
mayoría de los estudios fueron retrospectivos y utilizaron cuestionarios de
frecuencia de alimentos, ninguno de los participantes del estudio estaba
clínicamente deprimido y el análisis solo examinó la prevención.
No
obstante, la información podría ser relevante para los pacientes recuperados de
la depresión que desean saber qué estilos de vida saludables pueden adoptar
para prevenir futuros episodios depresivos. Los médicos probablemente pueden
recomendar la dieta mediterránea más familiar como un enfoque simple para los
esfuerzos preventivos.